La carboxiterapia es un tratamiento efectivo para abordar las ojeras de este tipo. Consiste en la aplicación de una pequeña cantidad de gas (CO2) mediante micropunciones, lo que mejora el intercambio gaseoso y, por ende, la microcirculación. Este proceso resulta en un aumento del flujo sanguíneo, rompiendo así el ciclo congestivo que contribuye a la formación de las ojeras.

El tratamiento generalmente consta de un mínimo de cuatro sesiones, cada una con una duración de aproximadamente 15 minutos, y pueden realizarse semanalmente. Con respecto a los efectos secundarios, es posible experimentar microhematomas debido a las punciones, pero en términos generales, no se requiere tiempo de recuperación después de las sesiones.